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  • Foto del escritorLenna Garay Rodríguez

Una breve introducción a eso que llaman Yoga

Actualizado: 13 may


Un hombre meditando con ojos cerrados y piernas cruzadas

Descripción: Foto con fondo de colores azules y pasteles, con la imagen de un hombre en el centro. Este se encuentra meditando con las piernas cruzadas, los ojos cerrados y las palmas sobre las rodillas. (Cortesía de Wix)




¡Bienvenidx al blog de Yoga Accesible! 


Si estás leyendo este artículo, es probable que te consideres unx practicante del yoga, seas unx instructorx de yoga o mínimamente sientas alguna curiosidad hacia el tema. Te entiendo, es fácil sentir interés hacia el yoga en estos tiempos, en los que todxs parecen estar practicándolo. Después de todo, el yoga se ha llegado a convertir en la moda de fitness por excelencia de la clase adinerada y de la clase media, que aspira a ser como la clase adinerada. 


Gracias a los exitosos esfuerzos de mercadeo de la industria del “Health & Wellness” y a lxs yogui-influencers de Instagram y TikTok, ya es la norma para muchas personas pensar en el yoga e imaginar cuerpos esculpidos, delgados, flexibles, blancos y hábiles (sin diversidad funcional o problemas de movilidad) llevando a cabo posturas que parecen sacadas del último show del Cirque du Soleil. Yo también llegué a pensar de esa manera sobre el yoga durante muchos años, una mentalidad que todavía intento deconstruir de forma activa por todo el daño que me ha causado. 



Mi iniciación en el camino del yoga


Recuerdo que por mucho tiempo aspiré a contorsionar mi cuerpo de todas esas formas extrañas para ‘avanzar’ en mi práctica, una frase que es común escuchar en los espacios donde se practica el yoga. Durante varios años sometí mi cuerpo a un régimen intenso de asanas (el término en sánscrito para referirse a las posturas físicas) que resultó en múltiples lesiones físicas de las cuales aún me estoy recuperando. 


Fueron estas lesiones las que me obligaron a cuestionar lo que hasta ese momento entendía por ‘yoga’ y por una práctica ‘avanzada’. Mis limitaciones físicas me enseñaron a adaptar mi práctica de asana a las nuevas necesidades de mi cuerpo y, de paso, a ser más compasiva conmigo misma.


Me atrevo a decir que la mayoría de las personas que asumimos como propio el camino del yoga, lo hacemos porque encontramos en esta práctica milenaria una forma de vivir la vida en armonía con nuestro mundo interior y exterior. En mi caso, llegué al yoga en el 2013 buscando una alternativa a la psicoterapia para manejar mi depresión y ansiedad, pues ya me había cansado de sentirme incomprendida y revictimizada por distintxs psicólogxs. 


Me enganché inmediatamente: no entendía por qué, pero esa forma particular de coordinar la respiración con los movimientos trajo a mi vida una sensación de calma que nunca antes había conocido. Mucho antes de comenzar a leer sobre la filosofía del yoga y de certificarme como instructora, mi ser intuitivamente supo que en esta práctica había algo digno de explorar a profundidad. 



Uno de muchos significados


Existen múltiples formas de entender lo que significa la palabra yoga, dependiendo de las escrituras que se usen como referencia. La palabra ‘yoga’ en sí nace de la raíz en sánscrito ‘yuj’, que significa juntar, unir o enyuntar (sí, como una yunta de bueyes o pasteles, como decimos en Puerto Rico). Pero, ¿qué exactamente es lo que se junta a través del yoga?


Según esta filosofía oriental, nuestra experiencia humana se manifiesta en varias dimensiones: el cuerpo, la mente, la energía y el espíritu (el alma o Atman). El yoga se considera una especie de método para armonizar todas las dimensiones del ser y así facilitar la unión de nuestra consciencia individual con la Consciencia Universal—o Dios, como le llaman en muchas religiones.


Uno de los textos clásicos más importantes de esta filosofía, el Yoga Sutra, describe de forma precisa lo que es el yoga para su autorx, Patanjali: 


“Yogaś citta-vṛtti-nirodhaḥ” - Sutra 1.2


Esta frase en sánscrito puede traducirse a: “Yoga es aquietar las fluctuaciones mentales” o detener los patrones de la mente, de forma que podamos alcanzar la consciencia plena. Dicho de forma simple, el yoga es un sistema que nos enseña a controlar nuestros impulsos mentales, lo que nos ayuda a volvernos personas menos reactivas y más conectadas con nuestro entorno. En las palabras de T.K.V. Desikachar (1995), “el yoga intenta crear un estado en el que siempre estamos presentes—verdaderamente presentes—en cada acción, en cada momento” (p. 5).


Si consideramos el sentido original de la palabra según Patanjali, es fácil entender que esta práctica es adecuada para todas las personas independientemente de su habilidad física, cuerpo, edad, nacionalidad, identidad de género, clase social, diversidad funcional o experiencias de vida. Esto es así pues su esencia busca alcanzar el bienestar integral del ser humanx (no repetir secuencias de posturas físicas o ejercicios de respiración específicos, como se suele pensar).


Me encanta la manera en que el Dr. Ishwar V. Basavaraddi, Director del Instituto Nacional de Yoga Morarji Desai en la India, describe el carácter universal del yoga y su valor trascendental para la mejora de la humanidad: 


Las diferentes costumbres y rituales sociales en la India, la tierra del Yoga, reflejan el amor por el equilibrio ecológico, la tolerancia hacia otros sistemas de pensamiento y una perspectiva compasiva hacia todas las creaciones. El Yoga Sadhana de todos los matices y colores se considera la panacea para una vida y un vivir significativos. Su orientación a una salud integral, tanto individual como social, la convierte en una práctica digna para personas de todas las religiones, razas y nacionalidades. (Basavaraddi, 2015)


Mientras más me adentro en la filosofía del yoga, voy aprendiendo que “hacer yoga”, la práctica física que conocemos, es una experiencia completamente distinta a vivir en Yoga con ‘Y’ mayúscula, como escuché a alguien decir recientemente, que es la integración del yoga a la fibra de nuestra vida. Su mayor aportación es que es un sistema completo de filoso-vida que nos ayuda a reconfigurar nuestro cerebro para trascender las cadenas mentales que nos atan al trauma, el sufrimiento y las trivialidades de la existencia humana. 




Referencias:



  • Patanjali (s/f). The Yoga Sutras of Patanjali: Translation and Commentary by Sri Swami Satchidananda. Integral Yoga.

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